A diferencia de la idea que se ha defendido tradicionalmente, la literatura gótica no sólo no es opuesta a la literatura grecolatina, sino que ésta puede llegar a desempeñar un papel central en la narrativa de terror que apareció en Inglaterra a finales del siglo XVIII. Ejemplo de ello es Melmoth, the Wanderer (1820), de Charles Robert Maturin, donde tiene especial relevancia el uso de la cita en latín y en griego. En este artículo se estudiará cómo los textos de tres autores clásicos (Plinio el Joven, Homero y Virgilio) configuran el marco para el «fantasma» moderno que presenta Maturin en su novela. Asimismo, se analizará la presencia de la carta de Plinio sobre fantasmas (Plin.Ep.7.27.1-11) como hipotexto de Melmoth, the Wanderer, en el que aparece explícitamente a través de una «doble cita». Se comprobará de esta forma que clásicos y góticos pueden estar unidos por un mismo interés en lo sobrenatural.