Benito Pérez Galdós llevó a cabo una reconstrucción minuciosa de los espacios urbanos establecidos en su novela La Desheredada, situada en el Madrid del siglo XIX, en concreto en la etapa histórica de la Gloriosa a la Restauración. Galdós introdujo un personaje principal, Isidora, de quien haremos símil entre los espacios recorridos y sus propios sentimientos, configurando así una personalidad enajenada y negativa.