Don Quijote se crea a sí mismo y se constituye como caballero andante a raíz de un verdadero engaño, pero hay que llegar al final de la obra para que se deje conducir al desengaño. Sin embargo, no faltan en las dos partes del texto los intentos de desengañarlo aunque no surtan efecto por negarse el héroe a abrir los ojos sobre lo que implica su transformación y la transmutación del mundo en que se obstina en querer vivir. En efecto, hay en él una imposibilidad vital de hacerlo. Después de un rápido recorrido lexicográfico por los diccionarios del siglo XVII para precisar el sentido de los vocablos, poniendo de relieve al mismo tiempo las redes semánticas que se establecen, lo que se pretende hacer en este trabajo es ver cómo desde el nacimiento del héroe hasta su muerte, pasando por su actuación, don Quijote se halla preso en una dialéctica entre engaño y desengaño.