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Santiago de Compostela, España
En 1779 y 1784 el rey Carlos III firmó dos leyes para facilitar el acceso de las mujeres al trabajo. Esas y otras normas de la monarquía tenían como objetivo limitar el poder de los gremios y conseguir mano de obra más barata y abundante para las manufacturas estatales y privadas; no eran normas pensadas para favorecer la existencia de las mujeres y su independencia económica. En realidad, aquellas leyes y otras iniciativas modernizadoras no produjeron cambios significativos porque las mujeres tenían ya una amplia presencia en el trabajo al margen del control de los gremios. En este artículo se hace una síntesis de la inserción laboral de ellas antes y después de los cambios legales y se expone la transformación que, fuera de los gremios, se estaba produciendo desde antes y en paralelo con la acción del gobierno de la monarquía en la segunda mitad del siglo xviii.
