Este ensayo analiza el trabajo de los intelectuales chilenos Jorge, Juan Enrique y Luis Lagarrigue, los principales promotores del positivismo religioso en Chile. Propongo leer la actividad del grupo positivista religioso chileno como una intervención paradójica hacia fines del siglo diecinueve: fundar una iglesia y una religión en nombre del positivismo en tiempos de secularización. Mi hipótesis es que el positivismo religioso buscó la fundación de un nuevo universalismo basado en el catolicismo. Con este objetivo argumentaron que los países católicos del sur de Europa y América Latina se encontraban en mejor posición para avanzar a una transición epocal que las zonas más industrializadas de occidente. Desde la filosofía positiva, supuesto ápice del secularismo moderno, el grupo chileno intentó desplegar una iglesia positivista como institución que reconciliaría los avances de la ciencia moderna con una renovada religión capaz de activar la eficacia perdida del catolicismo. Si bien el positivismo religioso tuvo como objetivo la constitución del poder espiritual más allá del liberalismo, su intervención terminó absorbida como una mera disputa intelectual.
The present essay analyzes the work of Chilean intellectuals Jorge, Juan Enrique, and Luis Lagarrigue, the principal proponents of religious positivism in fin-de-siècle Chile. I argue that figures like the Lagarrigue, who founded a church and a religious cult of positivism, present a paradox within the context of secularization. My hypothesis is that religious positivism sought the foundation of a new universalism based on Catholicism. To this end, religious positivists argued that the Catholic countries of southern Europe and Latin America were in a better position to move towards an epochal transition than those of the more industrialized West. Starting from positive philosophy, the supposed apex of secularism, the Chilean group attempted to constitute a positivist church as an institution that would reconcile the advances of modern science with a renewed religion capable of activating the lost efficacy of Catholicism. Although religious positivism had as its objective the constitution of a spiritual power beyond liberalism, its intervention ended up being absorbed as a merely intellectual dispute.