Esta tesis aborda la literatura autobiográfica familiar y, en concreto, una manifestación de la misma denominada aquí autonovela familiar, que está emparentada con la autoficción y otras representaciones relacionadas con la posmodernidad. La autonovela familiar se define esencialmente como una narración donde el autor o la autora vuelca, investiga y narra su mito familiar o, en ocasiones, la historia de un solo personaje de su familiar (padre, madre, abuelo/a, etcétera), cuyo resultado es, intencionado o no, dar respuesta a una o a varias preguntas del yo.
Además de tratar un tema familiar y de haber correspondencia entre autor-narrador, son necesarios ciertos requisitos para considerar a un texto autonovela familiar. Se trata de narraciones multigénero, con una presencia muy importante de capítulos metaliterarios sobre el proceso de escritura y de investigación. La historia que se cuenta tiene sentido en tanto en cuanto afecta y se relaciona con el propio autor o autora y parte de un secreto o situación familiar silenciada a la que se quiere dar voz y otorgar sentido.
En esa investigación que se lleva a cabo para descubrir lo que ocurrió o quiénes fueron los familiares de este autor o autora adquiere una gran importancia el silencio: las partes en blanco, inexpugnables o simplemente desaparecidas se encuentran al mismo nivel que los hechos probados o que las «verdades» desveladas. En esa pretensión de veracidad, se pone en valor lo que no se puede saber, se narran las vicisitudes de esa búsqueda de modo metaliterario y se subraya el carácter intuitivo o fantasioso de algunos pasajes.
A diferencia de otros géneros autobiográficos como las memorias o las biografías familiares más convencionales, la autonovela familiar antepone la necesidad de comprender al deseo de contar y forma parte del género o subgénero más amplio de la antificción, como ya determinamos en un trabajo anterior (2014). Basamos el presente análisis en un método inductivo: las novelas de temática familiar que hemos ido leyendo y recopilando durante la investigación se han categorizado tanto cronológica como temáticamente. Esto ha servido para reafirmar los criterios previos de la autonovela familiar y completarlos y, de esa manera, poder trazar una genealogía de la escritura familiar que abra, a su vez, nuevos caminos de investigación.
La perspectiva cultural y psicológica, así como las teorías políticas, de memoria e identidad, y la literaria, necesarias todas ellas para abordar el tema de manera integral, están por supuesto atravesadas por conceptos y doctrinas filosóficas, con especial atención a los autores estructuralistas, posestructuralistas, posmarxistas y teóricos de la posmodernidad, el psicoanálisis y, en menor cantidad pero igualmente importantes, teóricas feministas y poscolonialistas. Entre ellos destacan Bourdieu, Eagleton, Genette, Barthes, Lukács, Lyotard, Freud, Recalcati, Spivak y Stuart Hall. Cabe mencionar aparte a Agamben y Ricoeur, cuyas ideas nos han servido para ensamblar y afianzar nuestra teoría desde sus distintos ángulos.
En el terreno literario, los autores más importantes para nuestro análisis son Lejeune, Genette y Prince, además de una gran nómina de teóricos de la autobiografía, entre los que destacan sin ninguna duda Manuel Alberca y Anna Caballé, cuyas aportaciones nos han servido de marco teórico y síntesis desde el principio. De manera transversal, han sido de inestimable ayuda las lecturas de Todorov, Le Breton, Rigney, Halbwachs y Hirsch. Por último, cabe añadir que de forma novedosa, hemos incluido también a varios de los autores del corpus dentro del marco teórico; por una parte, para evidenciar cómo los escritores de autonovelas producen teoría en sus libros y, por otra, porque en muchas ocasiones sus reflexiones y preguntas son también las que recorren esta investigación.
El trabajo se divide en dos bloques (teoría y análisis); el segundo de ellos está, a su vez, divido en dos grandes capítulos. En el primer bloque, tratamos de clarificar cuatro aspectos axiales, que se corresponden con cuatro capítulos distintos: la familia y el tabú, la historia y la memoria, la escritura y el cuerpo y la teoría literaria. Por una parte, planteamos la relación entre el yo y la familia, definimos la importancia de la novela familiar como concepto soporte de los valores que fundamentan a sus miembros; las capacidades atribuidas por la herencia y los roles de cada individuo dentro de la familia y de ella en su conjunto con respecto al mundo, en un entorno de pérdida de confianza en los metarrelatos. Se abordará el secreto o tabú familiar, la construcción de la identidad a través de la familia, donde adquirirá gran importancia la transmisión oral, y cómo se relaciona esa construcción con el concepto de nación y con el pasado como soporte de ambas instituciones.
En segundo lugar, analizamos la historia y la memoria como espacios políticos dentro de la literatura. La memoria ha sido objeto de estudio y disertación en relación a los acontecimientos ocurridos en el siglo XX y los proyectos artísticos que ha producido han acabado siendo determinados como lugar de memoria. Al mismo tiempo, se ha ido dando una pérdida de confianza en la narración histórica por ser escenario de pugna entre distintas narrativas hegemónicas. Esta desconfianza ha ocasionado un desplazamiento de la narración de la historia hacia el testimonio: no solamente de aquellos que vivieron los acontecimientos, sino de aquellos sujetos de la posmemoria. Por tanto, la familia ha tenido que configurarse en ese escenario liminal: su evolución histórica está atravesada hoy por la pérdida de autoridad que les sucede a todos los grandes relatos, lo que conduce al sujeto a la paradoja de buscar la identidad en un espacio variable y frágil.
A través del lenguaje se produce el movimiento simbólico del heredar, que se ha visto cuestionado desde los postulados posestructuralistas, por lo que los individuos acaban viéndose imposibilitados para reconocerse en la familia. Incidimos en la identidad como práctica del decirse y en cómo, en medio de la inoperancia de muchos conceptos arrasados de soporte simbólico, surge el testimonio de muchos sujetos políticos silenciados por la historia. Defendemos aquí, desde la «borradura» del sujeto, la narración como único acceso a una identidad-en-proceso, como la manera de dar continuidad a la identidad, y a una memoria familiar que, en el intersticio entre memoria individual y memoria colectiva, soporta la responsabilidad de la herencia.
Por último, en este capítulo también destacamos la utilización de la narración como elaboración de la memoria en aquellos casos donde el trauma ha imposibilitado la experiencia y, por lo tanto, un marco donde ser expresada. El testimonio deviene acto del presente y en medio de la destrucción de los mecanismos simbólicos, surge sin embargo la literatura testimonial, como intersección entre lo real y lo textual en boca de aquellos sujetos privilegiados o aquellos subalternos que han podido hablar gracias a mecanismos privilegiados de representación y que, por lo tanto, han dejado de serlo gracias a ese acto. Aunque la transmisión del trauma es un concepto surgido a partir de la Shoah, defendemos una posición de equiparación de las violencias, al no responder ninguna a una cuestión puramente «individual» y al estar todas relacionadas con mecanismos sociales y estructurales que perviven en el tiempo. El trauma siempre se transmite, ya sea en el habla o en el silencio, a través de los síntomas, en los que se evidencia la quebradura de las estructuras simbólicas paternas. Los escritores de autonovelas familiares tampoco han obtenido mecanismos representativos de los padres, por eso se colocan en ese dentro/fuera y, como sujetos privilegiados, han podido desarrollar a través de la escritura un movimiento de distanciamiento y acercamiento de los lazos familiares. Son ellos los que se descubren a sí mismos mediante la reelaboración del deseo del «Otro» en estas obras literarias que comparten campo con otras muchas manifestaciones autobiográficas.
En tercer lugar, estudiamos la relación del cuerpo como reproductor de subjetividades y la escritura. Al incluir el cuerpo en el análisis reparamos en el decir como mecanismo de comprensión, en la asimetría de la relación corporal/simbólica del hijo/a hacia la madre o el padre, en la simetría del cuerpo y el habla, etcétera. El cuerpo como sujeto o el sujeto como cuerpo efectúan un movimiento subjetivo en el heredar, es un gesto que les proporciona sentido. Al hablar se actúa, con pasión perlocutoria, pero en un movimiento oscilante de búsqueda, que nunca pretende la completud, entre la identidad y la rememoración. Del mismo modo, la escritura, como acto corporal, produce subjetividades que el cuerpo ejecuta.
El último capítulo teórico trata de situar la autonovela familiar dentro del gran marco autobiografía-autoficción-ficción. En este punto defendemos una visión nueva de lo autobiográfico, alejado ya de las concepciones tradicionales y narcisistas del género, acercándolo ahora a un escenario de pérdida de grandes relatos y significándolo más como una función que como un género. Revisamos algunos de los problemas filosóficos que se dirimen en la teoría de lo autobiográfico e intentaremos señalar qué características de esta teoría le corresponden a la autonovela familiar y por qué precisamente se produce un auge de lo autobiográfico dentro de un contexto de pérdida de confianza en el lenguaje como soporte de la verdad. Por otra parte, argumentamos la diferenciación entre autonovelas y autoficciones y a qué se debe la confusión teórica que las equipara. Existen semejanzas porque ambas están produciéndose dentro de la misma illusio; la autoficción ha tomado de la autobiografía los elementos que le interesaban para significarse estéticamente, un movimiento de gran éxito, porque ha desestabilizado las bases que sustentaban la diferencia entre ambos modos literarios. Por su parte, la autonovela también ha tomado ciertos elementos «ficcionales», algunos de ellos empleados habitualmente también por la autoficción, –orden cronológico, fragmentación, hibridez, metanarración–, pero defenderemos, tanto teóricamente como en el análisis, por qué esa inclusión no resta autobiografismo a los relatos. El texto de la autonovela familiar, como espacio corporal, es un lugar de honestidad cuyas herramientas serán explicadas en el análisis.
El análisis está compuesto por dos grandes capítulos: Centro y periferia y Literatura en español. En el primero creamos un mapa, tanto espacio-temporal como categorial, donde situar toda la literatura familiar que hemos recopilado. Así, se presenta una exposición cronológica de distintos modos de abordar lo familiar desde la primera persona hasta llegar a la autoficción, donde desarrollamos con más profundidad la relación entre metaliteratura, presente tanto en las autoficciones como en las autonovelas familiares, y narratario. Dejamos constancia de las propuestas autobiográficas de temática familiar en distintos géneros (poesía, géneros audiovisuales, novela gráfica...) y clasificamos las novelas basándonos en la relación de parentesco entre autor-narrador y protagonista.
Inicialmente abordamos el análisis de las autonovelas desde el punto de vista de las relaciones familiares, así como el paratexto. Este análisis tiene como objetivo determinar cómo se presentan las autonovelas al público: si velan o no lo autobiográfico y si defienden o no lo ficcional. Ilustramos con ejemplos los condicionantes que hemos ido extrayendo del estudio de las publicaciones –Historia desconocida, Protagonista otro, Metaliteratura, Pretensión de veracidad, La autonovela como espejo, Secreto personal/político como tema, Fotografía/documentos, Cuerpo, lenguaje y temas propios–: estos mismos condicionantes son los que se usan como categorías en el análisis de los diez libros del corpus.
En el segundo gran capítulo de esta parte, dedicado solo a literatura en español, haremos una justificación de los diez libros que componen el corpus. El análisis de los diez libros del corpus tiene una estructura base para todos los títulos. Por una parte, se hace una presentación temática y contextual del relato, que puede ir unida o no a un segundo epígrafe correspondiente a la descripción temporal y orden de la autonovela. A continuación, se realiza un estudio pormenorizado del paratexto. Este análisis nos sirve a la vez para entender también cuál es la evolución cronológica de esa manera de tratar, presentar y vender la autobiografía familiar a lo largo de los siete años (2011-2018) que abarcan las publicaciones analizadas, sabiendo por nuestros propios registros que a partir del año 2004 el número de autonovelas familiares publicadas y distribuidas en el mercado ha ido creciendo exponencialmente. Por último, vamos determinando con ejemplos si estas autonovelas cumplen con los condicionantes desglosados anteriormente.
Los títulos elegidos son los siguientes:
1) El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia (2011, Mondadori). Pron, Patricio (Argentina).
2) Canción de tumba (2011, Mondadori). Herbert, Julián (México).
3) Camanchaca (2012, Mondadori). Zúñiga, Diego (Chile).
4) Los extraños (2014, Periférica). Valero, Vicente (España).
5) El balcón en invierno (2014, Tusquets). Landero, Luis (España).
6) El monarca de las sombras (2017, Mondadori). Cercas, Javier (España).
7) Una canción de Bob Dylan en la agenda de mi madre (2017, Candaya). Galarza, Sergio (Perú).
8) Duelo (2017, Libros del Asteroide). Halfon, Eduardo (Guatemala).
9) Mi abuelo y el dictador (2017, Caballo de Troya). Tejeda, César (México-Guatemala).
10) Honrarás a tu padre y a tu madre (2018, Anagrama). Fallarás, Cristina (España).
Con estos diez títulos tratamos de alcanzar el objetivo principal que nos marcamos en el primer trabajo sobre las autonovelas familiares, que era determinar el carácter autobiográfico de estas publicaciones, pero alejándolo de una posición neorromántica del sujeto o de la rememoración. En ese sentido, vamos a confirmar que la autobiografía no es un género cerrado, clausurado, sino que, guiado por el éxito de la autoficción (a la que se opone), ha recorrido el camino contrario: adueñarse de elementos de la ficción para continuar evolucionando. En relación a ella, la autonovela familiar, al estar radicada en un tiempo muy concreto, es un tipo de literatura autobiográfica nueva, que toma varios elementos de la autoficción (o de la ficción en general) con el objetivo de plasmar, dentro de unas nuevas reglas simbólicas, la relación entre familia, pasado y búsqueda de la subjetividad. Como pronosticaba Alberca, estas obras se pueden situar dentro de una vuelta sistemática a la autobiografía, dentro de un estatus propio y con mayor prestigio dentro del campo literario.
Derivado de lo anterior, el segundo objetivo de esta tesis es abrir las fronteras de análisis a otras disciplinas. La autobiografía no ha salido muy bien parada dejando entrar en sus disquisiciones a la filosofía de la literatura, porque se trata de dos discursos que operan en planos distintos. Uno de nuestros objetivos en este sentido es, asumiendo la muerte del sujeto como tropo de la posmodernidad, tratar de explicar por qué, aun así, sigue existiendo un sujeto que escribe y que, además, se identifica como el autor de una novela sobre la historia de su familia. Desde Nietzsche sabemos que la búsqueda de la verdad a través del lenguaje es un imposible (o una mera ilusión), sin embargo, somos porque podemos narrarnos, no podemos evitar entrar en la palabra escrita y en la palabra hablada. Ampararse en tal afirmación está contradicho por los sujetos individuales y colectividades a lo largo de todo mundo que todavía no han podido nombrarse ni narrarse, porque el silencio ya no puede seguir escondiendo y normalizando la violencia política y simbólica y la perpetuación de tabús y traumas que han afectado al núcleo socializador de las sociedades: las familias.
Concluimos que el cuerpo sostiene estas prácticas de memoria y de identidad, necesarias para llevar a cabo la escritura en un sujeto que sigue siendo consciente del tiempo fragmentario en el que vive. Después de las guerras y las dictaduras, este autor se relaciona con el pasado de un modo muy distinto. Es consciente de que en la búsqueda del personaje o de la historia familiar debe situarse no en la retórica, sino en la indagación física, en la palabra dicha y en orden del tiempo presente. La manera en que el secreto es transmitido debe producir algún significado y, a pesar de los postulados de ruptura entre palabra y mundo, lo robado, lo callado, lo destruido debe también significarse sin pretensiones de completud, a través de la pérdida, el fragmento, la fotografía con dobleces y arañazos, el documento ininteligible, la fosa común no señalizada, el ruido de fondo de la grabación en casete. Solo en el escribiendo se consigue encarnar una historia que se enuncia para que no se pierda, pero también y sobre todo para comprender(se).