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, José António Souto Cabo (secret.) , Ángel Marcos de Dios (voc.) , Manuel Ferreiro Fernández (voc.) , Ana Maria Martins (voc.) El proceso evolutivo de la onomástica personal durante la Baja Edad Media se puede describir como de institucionalización. Entre 1250 y 1500 se consolida la tendencia a bandonar el campo de la privacidad de los sujetos y trasladarse para el "dominio público", la denominación deja de ser un acto privado y subjetivo, un ejercicio de "poder" particular, y entra en el ámbito de los social-institucional. El período bajo-medieval se caracteriza además por una pugna entre dos tendencias en la fijación de la denominación individual: la indicación del parentesco (relación paterno-filial) o del linaje (pertenencia a un colectivo); el patronímico representa el elemento más "puro" de la primera tendencia, como el apellido linajístico es de la segunda. En el espacio ibérico los sistemas modernos son resultado del compromiso entre ambas líneas denominativas.
