Barcelona, España
El presente artículo coteja la primera (1854) y la cuarta edición (1885) de la Guía de señoritas en el gran mundo, de José de Manjarrés. Se examinan en primer lugar los conceptos básicos de cortesía que el autor utiliza para apoyar sus consejos. En segundo lugar, se estudian los paratextos, haciendo énfasis en los aspectos de la cortesía verbal y los comentarios metalingüísticos en el prólogo y las notas a pie de página que María de la Peña añade a la cuarta edición. En consonancia con su profunda religiosidad y adoptando la perspectiva de una “modesta madre de familia”, se demuestra que las adiciones de María de la Peña suponen un paso atrás respecto de la moderación de Manjarrés. Dado que tanto la primera como la cuarta edición contienen un capítulo sobre la conversación, se comparan, en tercer lugar, las afirmaciones de los dos autores sobre este tema. Aunque ambos afianzan sus preceptos en la moral cristiana, se observa que María de la Peña rechaza ciertas recomendaciones que, en su opinión, representan frivolidades, recalcando el papel de la mujer desde una perspectiva mucho más conservadora que la de Manjarrés. Este aspecto se refleja también en las normas conversacionales que en Manjarrés siguen los patrones de la retórica clásica, mientras que María de la Peña recupera gran parte de los preceptos estereotipados que se perpetúan en los manuales de urbanidad y cortesía de la época.
This article compares the first (1854) and the fourth editions (1885) of the Guía de señoritas en el gran mundo, by José de Manjarrés. Firstly, it examines the basic concepts of politeness that the author uses to support his advice. Secondly, the paratexts are studied, with emphasis on the aspects of verbal politeness and the metalinguistic comments in the prologue and footnotes that María de la Peña added to the fourth edition. In keeping with her deep religiosity and adopting the perspective of a ‘modest mother of a family’, María de la Peña’s additions are a step backwards from Manjarrés’ moderation. Since both the first and the fourth editions contain a chapter on conversation, we compare, thirdly, the two authors’ statements on this subject. Although both anchor their precepts in Christian morality, it is observed that María de la Peña rejects certain recommendations which, in her opinion, are frivolous, emphasising the role of women from a much more conservative perspective than Manjarrés. This aspect is also reflected in the conversational norms which in Manjarrés follow the patterns of classical rhetoric, while María de la Peña recovers a large part of the stereotyped precepts perpetuated in the manuals of civility and politeness of the time.