El 18 de diciembre de 1996, el Consejo Educativo del Distrito Escolar Unificado de Oakland (California) emitió una resolución pionera que reconocía la riqueza estructural del African American Vernacular English, variedad nativa de la mayoría de los alumnos afroamericanos. Además, instaba a usarla en el aula como herramienta para que estos alumnos pudieran adquirir plenamente la variedad estándar, con respecto a la cual mostraban, frente a los alumnos blancos, un dominio muy limitado. El Consejo Educativo de Oakland consideró que ese factor lingüístico era el principal responsable de los malos resultados educativos de los alumnos afroamericanos, por lo que la resolución pretendía solventar este acuciante problema. Sin embargo, esta generó un enorme escándalo en EE. UU. (sociedad, medios de comunicación, política, etc.) y sufrió una gigantesca campaña de denigración. Aunque la resolución ha recibido gran atención en el ámbito anglófono, especialmente en EE. UU., en el hispánico ha pasado más bien desapercibida. Este trabajo repasa la polémica envuelta en la resolución de Oakland, mostrando que su problemática es muy general: el reconocimiento de la variación lingüística en la escuela, que todavía hoy sigue brillando por su ausencia. La razón es la asunción de la variedad estándar como la única variedad legítima en clase.