Valle-Inclán siempre se supo escritor, y percibió desde muy pronto que para hacerse un hueco en la República de las Letras y soportar la estrecha e hipócrita sociedad española de aquel momento, tenía que hacerse un personaje a su medida, vivir en escritor. Así, diseñó una máscara ¿la mejor máscara a pie que cruzaba la calle de Alcalá, Ramón dixit¿ con una silueta inconfundible y una personalidad altanera y contradictoria