Muertes de perro ha sido reconocida como una crítica fuerte del franquismo, del peronismo y la inmoralidad que acompaña un exceso de poder. Este ensayo es un intento de analizar el poder en cuanto al papel de la mujer dentro de tales sociedades, demostrando que a pesar de su papel tradicional o, a veces, reformador, la mujer, siempre que actúa como mujer, está sin poder, presentada y vista de una perspectiva bastante inferior al hombre. La única oportunidad que tiene la mujer ayaliana de adquirir algún poderío es por convertirse en un ser andrógino, haciéndose cargo de los papeles masculinos más tradicionales. Pero aun así, en el momento de sucumbir a sus instintos femeninos y/o portarse de una manera más bien femenina, vuelve a su estado inferior y pierde su fuerza y cualquier prestigio que haya podido obtener. En fin, ninguna de las mujeres en esta novela supera por completo los obstáculos impuestos sobre su género, demostrando al fin y al cabo que a pesar de lo que haga la mujer, en el mundo dibujado por Ayala (i.e., las sociedades patriarcales, hispanas) siempre es un ser inferior al hombre.