Este artículo analiza los datos del censo de 2010 acerca de la población hispana de los Estados Unidos (los hispanounidenses) y determina que la expansión de la inmigración a nuevos estados (no tradicionales), combinada con la alta tasa de natalidad de este sector de la población y el fenómeno creciente de los matrimonios de etnicidad mixta, plantea nuevos retos ante los estudiosos del idioma y los educadores de los hispanos de segunda y tercera generación. Estos retos implican, por un lado, determinar las consecuencias lingüísticas del contacto dialectal que se produce tanto en las grandes ciudades como al nivel de las familias cuyos padres son hablantes de diferentes variedades de español. Por otro lado, el aumento de los estudiantes de herencia de segunda y tercera generación, muchos de los cuales son bilingües transicionales, requieren una reevaluación de los métodos de enseñanza del español como lengua de herencia y una mejor comprensión de las estrategias didácticas que pueden fomentar el mantenimiento de la lengua a nivel intergeneracional