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París, Francia
La madrileña Academia de Bellas Artes de San Fernando, fundada en el principio humanista de la unión de las tres artes liberales por medio del dibujo, otorgó un lugar de importancia a este último a lo largo del siglo XVIII, sobre todo en materia de enseñanza arquitectónica. La falta de consenso sobre la metodología y pedagogía en este campo hasta los últimos años del siglo supuso, sin embargo, una sobrevaloración de las matemáticas con respecto al dibujo en la educación de los arquitectos.La resistencia hacia un dibujo arquitectónico «pictórico» se enmarca en el contexto de lucha contra el barroco castizo en un momento en el que la Academia se esforzaba con todos sus medios por el control exclusivo de los títulos de arquitecto. Esta situación explica el que, incluso al contacto de esos dibujos de los pensionarios españoles en Roma marcados por una incipiente influencia francesa, el dibujo académico madrileño se resistiera al desarrollo de un carácter pictoricista como el que había sido adoptado en el resto de Europa.
Madrid’s Academy of Fine Arts of San Fernando, founded on the humanist principal of the role of drawing in uniting the three liberal arts, conferred on the latter a central role in the teaching of architecture. An overrating of mathematics as the heart of architectural education resulted in the absence of a clear consensus about proper method and pedagogy with regard to drawing. Resistance to architectural drawings associated with painters is comprehensible in the context of the Academy’s efforts against the traditional baroque style and their determination to define and control the title of «architect». This situation partially explains why, despite the exposure of Spanish pensionnaires in Rome to French developments in architectural drawing, architectural competition drawings in Madrid resisted the pictorial tendencies being adopted in the rest of Europe
L’Académie madrilène des Beaux-arts de San Fernando, fondée sur le principe humaniste de la réunion des trois arts libéraux par le dessin a accordé une place particulière à ce dernier au cours du XVIIIe siècle en ce qui regarde l’enseignement de l’architecture. L’absence de consensus fort sur la méthode et la pédagogie architecturale jusqu’aux dernières années du siècle entraîna une survalorisation des mathématiques par rapport au dessin au sein de l’éducation des architectes. La résistance envers un dessin architectural de peintre se comprend également dans un contexte de lutte contre le baroque castizo lorsque l’Académie tentait par tous les moyens de définir et de contrôler le titre d’architecte. Cette double situation permet d’expliquer en partie que, même au contact des dessins réalisés à Rome par les pensionnaires espagnols sous influence française, le dessin de concours madrilène résistât aux tendances pictorialistes adoptées dans le reste de l’Europe.
