El cuerpo, indisociable del espíritu, se une a él y nos hace únicos. Pero las guerras, las violencias machistas han lastimado este cuerpo que tanto valoramos. ¿Qué lugar queda, en un mundo obsesionado por el culto a los valores corporales, para los cuerpos mancillados, mutilados, rotos? Cumpliendo con su función catártica sobre la población, el teatro trata de contestar a esta pregunta. Mediante una visión extrema de la corporeidad, la dramaturga Laila Ripoll nos enfrenta, en sus obras Once de marzo, Pronovias, El árbol de la esperanza, El triángulo azul y La ciudad sitiada, a cuerpos de mujeres mutiladas, violadas, de las que han abusado los hombres, la guerra y la sociedad. Nuestro trabajo se propone analizar esta problemática y devolver la palabra a esas mujeres heroicas, ignoradas por nuestra sociedad, pero que luchan sin descanso para aceptar su cuerpo roto, convivir con él y amarlo.
The body, inseparable from the spirit, joins it and makes us unique. Nonetheless, wars and sexist violence have hurt this body we cherish. What place is left in a world obsessed with the cult of corporal values, for defiled, mutilated and broken bodies? Fulfilling its cathartic function over the population, the theater tries to answer this question. Through an extreme view of corporeality, playwright Laila Ripoll confronts us, in her works Once de marzo, Pronovias, El árbol de la esperanza, El triángulo azul, and La ciudad sitiada, with the bodies of mutilated women, raped, which men, war and society have abused. Our job is to analyze this problem and return the word to those heroic women, ignored by our society, but fighting tirelessly to accept their broken body, living with it and loving it.