María Gabriela Boldini
En el complejo campo intelectual en el que se ubican los escritores consagrados de la Generación del ochenta, Eduardo Gutiérrez se posiciona en las márgenes de dicho sistema e instala una serie de tensiones y polémicas que son registradas por la crítica de ese momento. Por tal razón, podemos calificarlo apropiadamente como un outsider entre los miembros de su generación. Folletinista, apologista del crimen y de la insurrección popular, mercader de la literatura, entre otras acusaciones, han sido argumentos que históricamente han contribuido a desestimar su obra. En esta ponencia proponemos revisar dichos juicios descalificadores y analizar en qué medida la obra literaria de Gutiérrez da cuenta de los conflictos e inestabilidades que genera la emergente modernidad; cómo impacta esta experiencia en los sectores populares y cómo se establecen hibridaciones entre el circuito de la literatura culta y la popular, como síntoma de un incipiente proceso de democratización cultural. Focalizaremos nuestra atención sobre el ciclo de las novelas policiales del autor y, particularmente, sobre el texto Los grandes ladrones (1881), a partir del cual analizaremos cómo se representa el bandolerismo urbano y la crítica política implícita que subyace en la obra.