El lenguaje vago se caracteriza por su polaridad, que va de una función «positiva», relacionada con la cortesía, la espontaneidad y la fluidez expresiva (especialmente en la conversación), a otra «perversa», con la que se pretende enmascarar datos precisos, ciertas realidades que en un determinado momento conviene mitigar o encubrir. En este artículo, nos vamos a ocupar de ambas funciones, si bien nos centraremos en esta segunda, la negativa: una maniobra más entre las múltiples acciones manipuladoras que se pueden llevar a cabo a partir de los mecanismos lingüísticos. Para ejemplificar el resultado de tal función, nos valdremos de uno de sus campos de acción preferido: el discurso político.
Vague language is characterized by its polarity, which ranges from a “positive” function connected with politeness, spontaneity and expressive fluency (especially in conversation) to a “perverse” one, aimed at masking specific data or circumstances that should be mitigated or hidden. This paper deals with these two functions, albeit with special focus on the latter, a negative procedure out of the many manipulation strategies that can be deployed using linguistic devices. The result of this function will be exemplified in the light of evidence from the field of political discourse.