En Solo queda saltar (2018), María Rosa Lojo retoma al personaje Isolina, de El libro de las Siniguales y del único Sinigual (2016), y algunos símbolos presentes en Bosque de Ojos (2011), conectando imágenes e historias en una narrativa en expansión que, a su vez, expresa su particular interpretación del mundo fracturado por el exilio republicano gallego en Argentina. El presente trabajo propone una lectura interpretativa del método de composición novelesca desde la producción microficcional, teniendo en cuenta la fractalidad de las formas breves y la dialéctica real/virtual y olvido/memoria para el replanteamiento de su condición de hija de exiliados. Para eso, el estudio se basa en las reflexiones crítico-teóricas de Lauro Zavala (2006), Seligman-Silva (2008), Mariane Berissi (2014) y David Lapoujade (2018), entre otros.
. In Solo queda saltar (2018), María Rosa Lojo returns to the character Isolina from El libro de las Siniguales y del único Sinigual (2016), and some symbols present in Bosque de Ojos (2011) entangling images and stories in an expanding narrative that, in turn, expresses its particular interpretation of the world fractured by the Galician republican exile in Argentina. The present work proposes an interpretative reading of the method of novel composition from the microfictional production, taking into account the fractality of the short forms and the real / virtual dialectic and oblivion/ memory for the rethinking of her condition as the daughter of exiles. For that, the study is based on the critical-theoretical reflections of Lauro Zavala (2006), Seligman-Silva (2008), Mariane Berissi (2014) and David Lapoujade (2018), among others.