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Temuco, Chile
(Adrienne Rich, Nacemos de mujer 360) El libro Sangre en el ojo (2012) de la autora chilena Lina Meruane, escritora nacida en 1970 y reconocida por su nutrida producción literaria tanto en el ámbito de las letras chilenas como a nivel mundial, nos introduce en la configuración de un mundo narrativo donde la protagonista se constituye como una sujeto nómade, entendiendo esta noción como una figuración teórica conveniente para la subjetividad contemporánea (Braidotti, Sujetos 26).2 3 4 Cuando nos aproximamos a la novela con la intención de ir desentrañando las figuraciones de sujeto de la narradora protagonista de la novela, Lina, nos vemos ante la encrucijada de un yo que se construye a partir de una subjetividad compleja, inaprensible y múltiple.5 6 En ese contexto, nuestra propuesta se dirige hacia el estudio de la configuración del yo y de los múltiples "yoes" de la narradora, quien, a lo largo de su devenir como sujeto nómade, implosiona en su propia intimidad y se reconoce como un sujeto compuesta de fragmentos heterogéneos. Es importante recalcar que las narrativas autoficcionales, como parte de las "narrativas del yo", se caracterizan por la inestabilidad y ambigüedad del referente, generando identidades en movimiento sin una fijación específica.8 La investigadora chilena Lorena Amaro entiende la autoficción como "una forma de reflexión escritural que pone en suspenso lo autobiográfico, difiriéndolo, desplazándolo hacia la novela, pero sin llegar a ella: sin ser novela autobiográfica" ("La pose" 21) y como "aquella narración en que el nombre del autor es igual al del narrador y personaje principal, pero, sin embargo, el pacto de lectura no es autobiográfico, sino novelesco" ("La pose" 274).9 En este sentido, el crítico español Manuel Alberca entrega una definición operacional sobre la autoficción como "una novela o relato que se presenta como ficticio, cuyo narrador y protagonista tienen el mismo nombre que el autor" (158). Antes de comenzar con el análisis de Sangre en el ojo, conviene tener en cuenta ciertos aspectos relativos a la historia de vida de la autora ya que existen rasgos de la misma que coinciden con los de la protagonista, los cuales cobran relevancia cuando analizamos la conformación de la subjetividad del personaje principal de la novela a la luz de la autoficción, tal como la caracterizan Alberca (158) y Amaro (274). La protagonista desafía, por una parte, las representaciones tradicionales de la mujer provenientes de un dualismo fuertemente jerarquizado que posiciona a la mujer en el lado inferior y al hombre en el superior.12 De esta manera, la narradora se opone a los mitos patriarcales de la mujer como madre, la pasividad erótica femenina y el amor romántico.13 Además, en gran parte de la novela, se evidencia su resistencia ante las imposiciones de la medicina occidental como biopoder con su vigilancia disciplinaria, lo que genera el devenir de una subjetividad nómade, la cual se expresa a través de la disputa por el control del poder en el plano de la intimidad y de su relación con el cuerpo
