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La crítica literaria sobre la obra de Domingo F. Sarmiento ha señalado acertadamente el racismo que permea sus escritos, su menosprecio (a veces contradictorio) por la figura del indio americano y su proyecto civilizador centrado en la figura del blanco europeo. Por ejemplo, David Viñas señala que, durante el siglo XIX, la actitud respecto a los pueblos indígenas fue de "una vanguardia integradora-respecto a los indios en este caso particular-hacia una élite liquidadora" (Indios, ejército y frontera 71). En el caso particular de Sarmiento, el desarrollo de sus ideas evoluciona de una "antibarbarie" hasta el "racismo más explícito, incitación al genocidio y comentario triunfalista", que además lo convertiría en el "mentor ideológico de los hombres de 1879" (55), incluido Julio A. Roca, que llevarían a su conclusión la Conquista del Desierto. Similarmente, Fermín A. Rodríguez argumenta que Sarmiento es uno de los fundadores discursivos de un desierto que tiene menos correlato con el espacio geográfico real que con "una idea de desierto que funcione como programa estético-político" (229), que desestima como humanas las vidas de sus habitantes, y que "alcanzará sus límites en 1880, cuando el ejército de Roca termine de vaciar lo que la literatura había comenzado a borrar por sus propios medios" (221).
