Este artículo sostiene que los cuentos “A menor mulher do mundo”, de Clarice Lispector (1960), y “El informe de Brodie”, de Jorge Luis Borges (1970), anticipan la noción de “sistema-mundo moderno” (Wallerstein) y prefiguran alternativas a lo que Aníbal Quijano llamó la “colonialidad del poder”. Lispector y Borges articulan críticas de la visión eurocéntrica de la historia como relato evolutivo y de la compartimentación del circuito colonial en espacios discretos según criterios de jerarquización racial. Además, sus ficciones lidian tempranamente con otros conceptos derivados hoy de las ideas de Quijano, crucialmente la “colonialidad del lenguaje” y la “colonialidad del género” (ambos relatos cifran en relaciones de género y motivos sexuales parte de su desmontaje de las jerarquizaciones coloniales). Finalmente, el artículo propone que Lispector y Borges representan el “encuentro colonial” como producido en un escenario heterotópico (Foucault), es decir, un espacio en el que convergen diversas epistemes, diversas culturas, diversas civilizaciones, sin un orden jerárquico, y en una temporalidad distinta de aquella del relato teleológico colonial.