En el panorama de la literatura contemporánea, el cine de Lynch se ha ido transformando en un referente narrativo crucial para escritores experimentales de la actualidad. De acuerdo con Rodrigo Fresan, "todo el cine de Lynch funciona como una forma de rebelión contra las estructuras narrativas clásicas y los moldes impuestos por lo novelesco" ("Un filmador de letras" 21). Paralelamente, Roberto Bolaño, como autor de literatura experimental, quien trabaja la narrativa como un espacio híbrido que se alimenta de las fuentes más heterogéneas posibles, busca asimismo estímulos e inspiraciones en las producciones cinematográficas de David Lynch, a fin de "conducir su escritura más allá de los marcos de la tradición novelística predominante" (Martín-Estudillo y Bagué Quílez 462) y abrir nuevos caminos para la literatura en el siglo XX. Es sabido que el autor chileno es un fanático entusiasta del cine y de la obra del director estadounidense. Conviene subrayar que en las páginas de La parte de Fate el eco lynchiano se hace también explícitamente: allí hay un cibercafé llamado precisamente Fuego camina conmigo, y una charla entre el periodista afroamericano y el recepcionista sobre sus respectivas películas favoritas de Lynch (2666 428). El presente ensayo parte de la hipótesis de que este guiño al norteamericano y a sus películas "The Elephant Man" (1980), la serie "Twin Peaks" (1990) y "Twin Peaks: Fire walk with me" (1992) constituye un mensaje clave para el análisis de la obra, que nos permite establecer los paralelismos entre el texto bolañiano y el cine de Lynch.