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A principios de 1712, formadas ya las compañías madrileñas, la pretensión del Ayuntamiento de incluir un nuevo actor en la dirigida por José de Prado fue rechazada por sus miembros, especialmente por sus actrices. Ante la insistencia y las amenazas de la Villa, la compañía tomó la drástica decisión de no representar en el corral que se le había asignado, refugiándose la mayoría de sus miembros en la iglesia de San Sebastián. Considerando esta actitud un atentando a su autoridad, el consistorio reforzó sus amenazas, que no hicieron mella en los actores. Sólo tras la petición dirigida por Prado al rey y la intercesión de Garcés, autor de la otra compañía estante en Madrid (y posiblemente de magnates como el duque de Osuna), se resolvió una situación que perjudicaba tanto a la Villa como a los actores.
At the beginning of 1712, with the Madrid companies already formed, the City Council’s intention to include a new actor in the one directed by José de Prado was rejected by its members, especially by its actresses. Faced with the insistence and threats of the Villa, the company made the drastic decision of not performing in the corral that had been assigned to it, taking refuge in the church of San Sebastián. Considering this attitude an attack on its authority, the council reinforced its threats, which did not make a dent in the actors. Only after the request addressed by Prado to the king and the intercession of Garcés, author of the other company stationed in Madrid (and possibly of magnates such as the Duke of Osuna), was resolved a situation that was detrimental to both the Villa and the actors.
